CUANDO LA PINTURA ENCONTRÓ AL CINE
Más vale lo malo conocido...
Lo malo conocido en el film Lo que piensan las mujeres, de Ernst Lubitsch es Larry Baker, un aburrido agente de seguros al que su esposa comienza a verle sacarle defectos por cualquier cosa. Lo bueno por conocer aparece por sorpresa en la sala de espera de la consulta del doctor Vengard, un maniático y extraño pianista llamado Alexander Sebastián que la lleva a visitar una exposición en una galería de arte moderno. Entre las obras colgadas se encuentra, además de Niño con trompeta, una obra singular que se titula Retrato de Alexander Sebastián, de la perversa y ficticia pintora Helen Straw. Esa mujer, posiblemente amante del pianista, le conocía bastante bien, ejecutando una autopsia, diseccionándolo.
La señora Baker descubrirá esa tarde que su acompañante es un puzle andante. Un puzle que no se caracteriza por la grandeza perdida, un pedestal roto debido a un problema que le atormenta, impidiéndole hacer lo que más le gusta. El artista frustrado se bloquea si toca para muchas personas, pero es el mejor pianista del mundo si el concierto es privado y solo tiene como público la persona adecuada.
Dicho cuadro aparece como reproducción, comprada en la galería, en la casa de los Baker y ella lo presenta como Retrato de un hombre pero sin decir su nombre para no poner celoso a su marido que acaba de conocer a su amigo.
Días después Larry lo encuentra en venta por 500 dólares en el escaparate de una tienda identificándolo enseguida como la pintura que decora su salón y descubre que en realidad se trata del amante de su mujer. Cuando llega a casa le pregunta de nuevo por el lienzo y ella miente diciéndole que en realidad es un paisaje o Un prado en primavera. Ella cambia el sentido de algunos de los elementos.
Lo que en realidad vemos:
Rostro ovalado, de perfil de Alexander Sebastián, con pelo revuelto, en donde vemos su oreja derecha, nariz triple, sus ojos, pestañas, una línea ondulante que representa su problema no superado, un pentagrama musical que nos dice que es pianista, una boca que se convierte en una camino de monedas ¿riqueza y fama? y el pedestal partido.
En el paisaje montañoso que lo rodea, con presencia de un volcán que en activo echa humo, además cabe destacar un camino sinuoso que lleva hasta él ¡es complicado acercarse e intimar con esa persona! y un enigmático reloj, apoyado en un tornillo que marca las 0:15 de la medianoche en horario de verano, un misterio singular que no se desvela en ningún momento pero que hace suponer que fue una pelea que pintora y pianista mantuvieron en el pasado ¡Alexander Sebastián demostró que le faltaba un tornillo! y que desembocó en una ruptura y una venganza. En el otro lado dos corchos de champagne simbolizan las fiestas a las que acudía o noches de fiesta que ambos compartieron.
Lo que cuenta Jill Baker:
Ve un prado en primavera en donde un pastor toca la flauta ¡notas musicales! y el reloj simboliza que estamos en la hora del almuerzo.
La pintora inventada en la realidad está influenciada por el arte de vanguardia cubista, surrealista y abstracto que se llevaba en la década de los cuarenta, usando imágenes-símbolos en formas no figurativas. Así como Picasso estudiaba un objeto, los cirujanos diseccionaban un cadáver. Wassily Kandisnky y Salvador Dalí también parece que pudieron influir en la creación de esta obra.
De Kandinsky nos encontramos la manera de retratar sentimientos, el mundo exterior que vemos y el interior, alma humana y emociones ¡volcán con humo! los tres tipos de formas con los que jugaba, el punto, la línea y los planos (aquí formas libres) o los espacios, el de la derecha más contenido y seguro, reloj equilibrado, sonrisa alargada cotidiana o el de la izquierda más libre, aventurero o espumeante ¡camino tortuoso y champagne en las fiestas! como en Yellow-red-blue, de 1925. De Salvador Dalí, la introducción del objeto del reloj blando como elemento simbólico que merece comentario especial. Antes ya habíamos visto algún que otro retrato de figura masculina junto a un reloj pero esta vez el significado es diferente. El caballero del reloj que se conserva en el Museo del Prado, señalaba al objeto en cuestión como símbolo de la templanza que cualquier gobernante debía tener y que debía acompañarlo en el paso del tiempo y la vida fugada.
El pintor italiano Tiziano solía introducir este objeto en muchos de sus retratos reflejando aficiones del modelo o aludiendo a su propio nombre.
En Salvador Dalí, el reloj, con formas blandas o derretidas significa otra cosa, un tiempo que transcurre de manera diferente y que marcan una hora irreal. De Picasso también incorpora el pentagrama musical que informa de la profesión de los personajes pintados, como Los tres músicos, de 1921.
Jill Baker pensaba que se llevaba una joyita con mucho misterio que ella podría descubrir pero en realidad lo mejor lo tenía en casa pese a que ella no lo sabía. El hipo que le traía por la calle de la amargura por fin desapareció junto con el fui, palabra usada para decir que algo no es bueno o los kicks en el estómago.
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