¡Hoy nos vamos al cine!   28 AÑOS DESPUÉS



                                                                Memento mori


¿Final de una trilogía o comienzo de otra? 28 años después acaba lo que empezó 28 días después de la enfermedad contagiosa que convertía a los humanos en infectados asesinos y empieza una nueva historia con un joven adolescente como protagonista que busca su camino en un mundo donde la violencia, la enfermedad y la muerte lo corrompe todo. 









Spike es el valiente hijo de Isla y Jamie. Un chico cazador que domina el arco y las flechas y que vive en la isla de Lindisfarne o la Holy Island donde una comunidad intenta sobrevivir al virus que habita más allá de sus muros de madera ¡como campesinos en la Edad Media británica en cuarentena!









El film de Danny Boyle con guion de Alex Garland tiene dos partes muy definidas y un epílogo corto que sirve de preludio para lo que va a acontecer en el futuro. En la primera mitad de la película, la acción transcurre fuera de los límites de esa isla mareal conectada con el continente a través de un camino que desaparece cuando el agua lo ahoga. Spike y su padre viajan al mundo de los infectados en una especie de senda iniciática para el joven, una misión de reconocimiento del terreno y de sí mismos que acabará de una manera no planeada ¡matar o morir!







La segunda parte establece una relación distinta madre-hijo con peligros similares en forma de Alfas gigantescos o Sansones que parecen hombres primitivos desnudos que pueden destrozarlo todo y una búsqueda de cura para una enfermedad desconocida que necesita respuestas. Spike madura en pocos días y se lanza a una aventura de protección y una posible despedida que marcará el devenir de sus días. Son los momentos del doctor Ian Kelson  o un Ralph Fiennes cubierto de yodo rojo que sobrevive en territorio enemigo con un destino claro: levantar un monumento o templo que recuerde a los muertos o un memento mori que nos indica que la vida es efímera y la muerte es inevitable.






A Danny Boyle no le interesan tanto las escenas de acción ¡que las tiene! el terror o el suspense en locas huidas a campo descubierto o en espacio pequeños y oscuros ¡recuerdo de los Depredadores cazando y mostrando trofeos de sus piezas! Está más centrado en el melodrama de una familia de tres que se desquebraja cuando la muerte hace acto de presencia. Un niño que se comporta ahora como un hombre responsable y un padre que es un irresponsable en su matrimonio ¡borracho y violento! Memento amoris en forma de calavera mirando al amanecer de una nueva era de esperanza ¡alumbramiento de nueva Isla!

No podemos olvidarnos de esos instantes cortos y al pie que parecen ensoñaciones o viajes con alucinógenos ¡como si un chamán nos conectara con otra realidad paralela atiborrada de ayahuasca! Kelson ataca armado con una cerbatana que dispara proyectiles con veneno y eso no es para nada casualidad. Incinera cadáveres como un loco pero no lo es en absoluto.

Como historia secundaria en un mes en el que otro hombre carga con un bebé en un mundo postapocalíptico y anda por lugares corruptos ¡la segunda parte del videojuego de Death Stranding recuerda a este largometraje! se menciona a un tal Jimmy, hijo de un vicario y superviviente con crucifijo del revés que promete emociones fuertes...




28 años después puede ser lo que unos pocos esperábamos pero también puede no ser lo que muchos creen y ahí está la trampa. Es en la profundidad de los contado donde radica su fuerza no tanto en el poder de sus imágenes que en el duelo con lo primero salen perdiendo. No, no esperéis una acción salvaje cada cinco minutos, tampoco un horror visceral que nos haga apartar la mirada de la pantalla. La virtud del trabajo de Boyle es una historia potente con muchas aristas y preguntas a libre interpretación.





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