CUANDO LA PINTURA ENCONTRÓ AL CINE
El hogar de los Castevet
Si hay una casa u hogar maldito, ese es el apartamento de los Castevet en el film de Roman Polanski, La semilla del diablo. Lugar de reunión de modernos brujos y brujas, el séptimo A ocultaba varias pinturas de temática religiosa en donde la magia negra estaba presente. La primera vez que entramos en el apartamento de los amables Castevet, Roman y Minnie, estos cuadros estaban escondidos para que nadie descubriera nada, incluidos los Woodhouse, Rosemary o la nueva Virgen María y el actor de teatro Guy que aquí es el nuevo San José, padre adoptivo de Jesús o Satán en el año 1966. Una invitación a cenar hizo que los nuevos vecinos entraran en ese lugar que estaba conectado con su casa a través de una puerta localizada en el armario de limpieza que la anciana señora Gardenia bloqueó por miedo con un mueble.
El edificio de apartamentos Bramford es en realidad el real y conocido Edificio Dakota, de Nueva York, un lugar en donde vivieron numerosas celeridades y famosos, entre los que se encontraba John Lennon quien fue tiroteado por Mark David Chapman, un ocho de diciembre de 1980. En el film, el amigo de la pareja protagonista les cuenta parte de su historia, con inquilinas como las hermanas Trench quienes realizaron experimentos de brujería y canibalismo con bebés, Keith Kennedy que celebraba allí sus reuniones, Pearl Ames o Adrian Marcato, otros brujos o adoradores del Demonio, algo que veremos representado en estas pinturas.
Cuando la drogada Rosemary es protagonista del rito en el cual Satán la viola, vemos a la mujer en trance viajando por lugares cristianos como la Capilla Sixtina, con los frescos de Miguel Ángel, en el Vaticano. Una vista rápida de la creación de Adán pasa a su lado mientras su marido se quita la alianza, símbolo católico y la aconseja dormir.
Polanski nos está diciendo que la joven abandona sus creencias sin querer y abraza otras desnudando su alma para lo que va a venir, la unión con el Mal teniendo como testigos a los adoradores de Satán o sus propios vecinos reconocibles o desconocidos. La creación de Adán nos cuenta algo de lo que vamos a ver minutos después, Satán (Dios) dando vida a un nuevo ser, en este caso el bebé de Rosemary o su hijo en La Tierra.
La siguiente pintura que aparece en esta película es vista en un escaparate por Rosemary que había quedado con su amigo Hutch quien no puede acudir a la cita al estar en coma en el hospital. En este lienzo de temática religiosa, la Natividad, la Virgen María, coronada, ha dado a luz al Niño Jesús en el pesebre de Belén y los dos sentados en un rico trono, virgen bizantina theotokos o “madre de Dios” son adorados, en un paisaje nevado y navideño, por diferentes animales como ardillas, zorros, ovejas, palomas, ciervos, etc... El rostro de Mia Farrow queda ensombrecido a la izquierda anunciando la oscuridad que habita en ella y las dudas que la atormentan en ese estado del embarazo.
Ya al final de largometraje aparecen cuatro de los cuadros que los Castevet habían ocultado a los ojos de los visitantes. El primero, encontrado en el pasillo de esta casa, nos presenta en visión horizontal una iglesia o catedral ¿puede ser la gótica francesa de Reims? en llamas ¡los adoradores del Diablo odian la casa de Dios! de noche, como la revelación que se le hace a la protagonista en la salón. En una pequeña habitación al lado está una copia del cuadro de Goya, Las brujas o El conjuro, actualmente encontrándose el original en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid.
Es quizás la obra más importante, no solo en cuanto a calidad sino también en significado pues es la plasmación en pintura de una escena que ya vimos antes. En el apartamento 7E la madre es tirada en su cama, vistiendo un traje claro, y un grupo de personas la preparan para el alumbramiento del bebé. Algunas son las modernas figuras del cuadro. He aquí una identificación de mi cosecha.
En la pequeña pintura de Francisco de Goya, mide 43 x 30 cms, un joven vestido de blanco con rasgos femeninos ¿Rosemary? es sorprendido por un grupo de humanos en un paisaje desierto nocturno y al exterior de una ciudad., fuera de la muralla. Entre los asaltantes se encuentra un anciano con túnica amarilla que destaca de los demás y que hace ademán de agarrarla ¡Guy Woodhouse, con camisa azul, todavía no es uno de ellos del todo! A su lado tiene a varios miembros de ese grupo de brujas, todas con rostros deformados o grotescos que parecen realizar el conjuro diabólico, una de ellas lee un libro de hechizos y entona una serie de cánticos ayudada por la luz de una vela, otra lleva en sus manos una cesta de mimbre con varios bebés desnudos, las dos últimas rezan o clavan agujas a un muñeco de cera que seguramente representa a la aterrorizada víctima ¡como un muñeco de vudú! y sobre ellas revolotean oscuros búhos y murciélagos en una noche de media luna.
El más inquietante es el hombre que vuela en el cielo y que lleva en sus manos un blanquecino hueso de tibia humana, identificado por algunos como el rey del aquelarre.
La composición está formada por dos triángulos equiláteros que se entrelazan con el círculo central, señalado por las figuras en el centro que hace referencia al Sello de Salomón, un signo mágico usado por los brujos en sus rituales.
En la escena de Polanski, Guy Woodhouse agarra a su esposa mientras el doctor Abraham Sapirstein le administra un potente sedante antes de comprobar que está a punto de dar a luz ¿el hombre que vuela sobre ellos con el hueso o jeringuilla?
Se sabe que el pintor español era conocedor del texto crítico del escritor Leandro Fernández de Moratín en el que recogía el proceso de las brujas de Zugarramurdi, publicado en 1811 y que le causó gran impresión llevando sus inquietudes y visiones de la brujería a grabados y óleos como el que tenemos aquí que pertenecía a los duques de Osuna y que decoró junto a otros cinco el gabinete de su finca El Capricho, en Madrid pasando después a manos del duque de Tovar y en 1928 a José Lázaro Galdiano.
1. Vuelo de brujas.
2. El aquelarre.
3. La cocina de los brujos.
4. El hechizado por la fuerza.
5. El convidado de piedra.
Dos cuadritos más merecen nuestra atención en el comedor donde se da la última y definitiva función, donde Rosemary llega con un cuchillo que deja caer en el parqué y donde se han reunido los brujos y llegan nuevos invitados como Argyron Stavropoulos, momento en el que al fondo puede verse una pintura que recuerda al artista Joseph Tomanek quien en 1920 realiza el óleo, de 89 x 138 cms, titulado Ninfas bailando al son de la flauta de Pan, con un semidiós que protegía a los pastores y rebaños en la mitología griega y sus adoradoras. Los brujos en el salón de los Castevet rodean sin bailar pero en un irregular círculo a Argyron que es un Pan moderno al que parecen todos dorar la píldora o bailarle el agua. Incluso en una de las lámparas podemos ver una decoración con hojas de parra que simbolizaban prosperidad y abundancia para el recién nacido.
El segundo se encuentra colgado encima de la lujosa chimenea y es un retrato del brujo y padre de Roman Castevet, el gran Adrián Marcato, personaje ficticio basado en la figura real de Aleister Crowley. En realidad Roman Castevet se llamaba Steven Marcato pero cambió su nombre por un anagrama para que nadie lo relacionara con el antiguo hechicero e inquilino del Edificio Bramford a finales del siglo XIX. Gracias al juego del scrabble y al libro Todos ellos brujos, regalo de Hutch antes de morir, Rosemary consiguió descubrir la verdad oculta.
STEVEN MARCATO ROMAN CASTEVET
En el libro una ilustración retrata a Adrián Marcato en la misma postura que aparece en el óleo, apoyando su mano derecha en una pequeño montón de libros ¡seguramente de ocultismo! Varias velas negras apagadas se colocan sobre la chimenea flanqueándolo.
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