ARTE Y CARTEL



El dibujo se anima. Émile Cohl y Benjamin Rabier

 

 

El inventor del cine de animación francés fue Charles-Émile Reynaud quien en 1892 presenta en sociedad Las Pantomimas Luminosas en el Museo Grevin, de París. Usando el Teatro óptico, creado en 1888, muestra diferentes escenas poéticas con argumento. El programa contenía tres películas de las cuales solo se conserva una de ellas, Pobre Pierrot, donde un payaso corteja a una bella dama en una noche sin estrellas cantando bajo un balcón. En el affiche de Jules CHERET, vemos precisamente el momento en que el cómico disfrazado canta a su dama. No hay rastro del arlequín que le molesta jugando con él, con papeles cambiados en el óleo del pintor francés Paul Cezanne.

 

 

 




                  

El siguiente paso lo dio en 1908, Émile Cohl. Este dibujante nacido en París en 1857 y fallecido el 20 de enero de 1938 había estudiado con el maestro y caricaturista Andre Gill quien le influyó con sus clases en su futura obra animada consiguiendo en ese año convertirse en el maestro de este género en su país hasta 1923. Filmó más de trescientas películas para todas las productoras, no solo la Gaumont en donde jugaba con todo tipo de objetos en movimiento y mudas marionetas.

Fantasmagorie supuso un punto y seguido en el cine de animación. El Teatro du Gymnase, el lugar donde se proyectó en primer lugar, un 17 de agosto.

 

 

 

 

En el film Fantasmagorie, de solo un minuto y veinte segundos, el director dibuja a un personaje muy simplón en su forma que va encontrándose con diferentes objetos que se transforman en otras cosas. Hay botellas que andan, elefantes que se convierten en edificios y espadachines gigantes muy violentos. Como curiosidad anotar que se ha hecho un homenaje al cine al representar el interior de una sala de exhibición como en posters ya vistos anteriormente. Una mujer con un enorme sombrero no deja ver la pantalla al pobre hombrecito que ha sido dibujado por las manos sabias de Cohl.

 

 

                        
 


Benjamin Rabier (1864-1939) a finales del siglo XIX comenzó a dibujar y publicar sus obras en diferentes revistas en toda Europa. Todo tipo de animales comienzan a inundar sus historietas hechas para un público infantil, tanto en cine como en la literatura. En 1916 firma un contrato con René Navarre y se asoció con Émile Cohl creando los dibujos y escenarios de sus películas. Es el tiempo de Flambeau y de las aventuras de Clementine en 1917. Un pato madre protege a sus hijos de todos los peligros posibles. En 1918 se separa de la firma Navarre pasando a la productora Eclipse donde dirigió cinco films más y un año más tarde trabaja para Pathé filmando Los amores de un caracol.

Los posters de los films de Rene Navarre y Benjamin Rabier siempre son de visión horizontal, con pocas figuras, un cielo negruzco y suelo de hierba verde. El sello con el trébol de cuatro hojas se coloca en la esquina superior izquierda y la firma de Rabier a la derecha. Abajo podemos ver la dirección de la Agencia General de Cinematografía en la capital y su sello: AGC.

 

 



Flambeau es un perro muy peculiar que puede llegar a enamorarse, Misti es un conejo que sufre también por amor, Clementine una pata muy madraza.

 

 

 



                




                
 


Honore, el caracol y Lucie, el ratón, se han declarado amor eterno. En París y Cythera cada uno pasa distintas aventuras como persecuciones de cazadores animales y humanos. En la litografía tenemos los cinco dibujos de Rabier con el encuentro de los dos enamorados, el viaje en automóvil a Cythera, conversaciones con la familia, escapada de un gato y happy end en un queso de bola. Los animales de Rabier sienten, padecen y actúan como seres humanos aunque no visten como ellos, eso será cosa de Disney en un futuro.

 

 

                                    
 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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