ARTE Y CARTEL



                                                           Cómicos caricaturizados (Parte 3)

 

Nick Winter, Georges Vinter, es un policía al que le encargan resolver todo tipo de casos relacionados muchos con robos de obras de arte famosas como la Gioconda, de Leonardo u otros como alguna pintura de Corot, en Nick Winter contra Nick Winter. Es característico su largo bigote que Barrere exagera en sus litografías y una gabardina que normalmente suele acompañarle, además de las esposas con las que apresa a los malhechores, el bastón, su lupa y su pipa, a lo Sherlock Holmes.



          


En 1911 pasó algo terrible en París. El Museo del Louvre fue víctima de un robo por parte de un ex empleado que se llevó la pintura a Florencia. Allí fue apresado y se pido recuperar la tela que por suerte no sufrió daños irreparables. Este episodio tuvo tanto eco en todas partes que el director Paul Garbagni tres años después dirige a Georges Vinter atrapando al ladrón italiano Pizarrello ¿Vincenzo Perugia? que tiene en su poder a la Mona Lisa, en la película C ´est Nick Winter qui a retrouvé la Joconde, tal y como sucedió en la vida real. 



                                        



El enano Tom Pouce se enamora de una alta mujer que lo desdeña y acaba tirándolo por la ventana. Este tipo de comedias con final divertido, ella acaba muerta de la risa, era lo que gustaba y divertía a los franceses que aun no estaban en guerra. Adrien Barrere se ha inventado la escena callejera que ha pintado porque en el film en ningún momento el caballero se quita el sombrero saludándola junto al portal, si dentro de la habitación sino que es ella la que se lo tira al suelo de un manotazo ¡primer gag del corto! Son casi tres minutos de golpes y bofetadas de una mujer que parece una contorsionista de circo. 







No solo destacó en la comedia. Adrien Barrere también tiene en su haber carteles para films dramáticos como La Boheme, de la ópera de Puccini. En 1912 pinta un poster para promocionar el film de Albert Capellani. Los dos enamorados, Rodolfo y Mimi se van de fiesta con sus amigos por el Barrio Latino. Ella, Suzanne Revonne, lleva el ramo de rosas, símbolo del amor de la pareja y un vestido rojo que destaca sobre todos los demás. El alcohol está presente en la botella que lleva uno de ellos y que le anima a tocar un trombón ¡posiblemente el músico Schaunard!



                                 



Adrien Barrere se encarga de otro cartel para un film basado en una obra de Zola, publicada en Francia en 1887. La tierra, es una novela que esta vez deja a un lado a los mineros y se concentra en la dura vida del campesinado de finales del siglo XIX. Una novela dura con escenas y pasajes muy bestias pero realistas a más no poder ¡La cruda realidad de un mundo cruel que no hace prisioneros! 

Andre Antoine en 1921 trabaja para Pathé como Barrere. Los personajes caricaturizados comparten bebida en la taberna del pueblo de Rognes. Hyacinthe, un borracho redomado al que todos llaman “Jesucristo” por su larga melena y barba se reune con sus hermanos Buteau y Fanny que han recibido la herencia de parte de su padre, el viejo Louis o tío Fouan. Los peores instintos y mezquindades del ser humano hacen acto de presencia cuando se habla de dinero. Ninguno de los tres se mira a la cara, ni siquiera comparten la botella, es solo Hyacinthe quien bebe el vino. En la mesa él apoya su mano, su hermana Fanny con tez más blanquecina apoya las dos y Buteau no siquiera toca la mesa, apoyándose en un bastón. La tres edades están representadas, con un adulto con el pelo canoso, un barbado y rudo hombre de campo y una mujer más joven. 





Desde los orígenes del cine el documental científico se centró principalmente en el mundo animal y en la naturaleza. El antropólogo inglés Alfred Haddon fue el primero que usando una cámara Lumiere en 1898 filmó una expedición aventurera al estrecho de Torres, después en Francia Alfred Machin, antiguo cámara de la Pathé, fundó una productora en Niza donde poder dirigir sus documentales allá por los años veinte. Jean Painlevé es otro director de documentales sobre naturaleza, unos primitivos National Geographic que también fueron conocidos a finales de dicha década por toda Europa. La productora Pathé fue la más interesada en transmitir ese tipo de conocimientos. El Dr. Jean Comandon en 1903 realiza la primera película biológica La vie microscopique dans un étang a la que siguieron después otras producciones que acompañaban a films de ficción en las diversas proyecciones. Ya en 1910 la competencia es dura entre las tres principales productoras francesas, Eclair, Gaumont y Pathé. Las Scientia de Eclair, tienen que compartir el mismo público con las escenas de divulgación científica de Jean Comandon y la Encyclopédie Gaumont.

Los posters de Pathé, todos de Adrien Barrere, tienen como protagonistas a los animales del fondo marino, estrellas de mar, pulpos, erizos de mar, medusas o de tierra como insectos, un manual de entomología vulgar o arácnidos como escorpiones o arañas que pueden verse con toda nitidez con un microscopio de laboratorio.



                                            

                                 



La serie de ornitología muestra la vida de varias aves que surcaban los cielos franceses como el cuco y la curruca. Barrere pinta a las dos especies sobre un árbol, una cría de cuco más grande en el nido y currucas adultas sobre las ramas mientras unas mariposas de colores son testigos directos de la escena de alimentación de una madre a su hijo adoptivo. En realidad la madre cuco ha tomado prestado el nido y ha depositado allí el huevo de su hijo para que lo alimenten de gratis ¡este film del director Oliver G. Pike resulta de lo más cómico!



                                        

 

 

                                        



Todo lo que toca es caricaturizado, ya sean personajes de Japón con mucha tradición a sus espaldas o personajes enmascarados dramáticos.



 

                                          



Daniel de Losques (1880-1915) tuvo una muerte prematura en un combate aéreo en la Primera Guerra Mundial cuando pasaba por Harbouey, un lugar cercano a la frontera con Alemania. Como muchos de otros cartelistas comenzó estudiando arte en la Academia Julian antes de pasar a ilustrar periódicos franceses sobretodo con temas relativos al teatro. En 1910, decide fundar su estudio con una imprenta que se dedica reproducir carteles de todo tipo, muchos de ellos cinematográficos, de la productora Pathé. 

Todos sus affiches de cine, de películas cómicas en su mayoría, no son tan exagerados en la caricatura que los de Barrere o los que después veremos de Auguste Leymarie o M. Lauro para Cinema EClair. Las figuras son más estilizadas y menos monumentales, sin una linea de contorno oscura tan gruesa y con mayor detallismo en los detalles del fondo, casi inexistente en su compañero de profesión. También conoce muy bien a Max Linder a quien dibuja en diferentes posiciones y en distintas actitudes. No se recrea como M. Lalau en el sombreado ni tampoco marca en exceso las lineas curvas de los plegados. Como todos usa una paleta de color pequeña, cuatro o cinco colores a lo máximo y no mezcla manchas separando cada uno de los elementos, sean seres humanos, animales, plantas u objetos. 

Max Linder baila para nosotros una pequeña pieza en un cabaret de Berlín. Como es tan bueno el barón alemán von Schauzenberg le ofrece su tarjeta para que vaya a darle unas clases a su familia al día siguiente. Esa noche se emborracha con sus amigos ¡eso me recuerda a otros films más conocidos como Max y la quinina! y llegará a la mansión mareado dando una master class, de esta baile de salón, muy especial, con pérdida de zapato incluida. Es Max, profesor de tango, de 1912.




En la playa de Luc- sur- Mer, Max está de vacaciones. Ha conocido a una bella joven que le dice que le tome unas cuantas fotografías mientras se baña en el mar. Una confusión hace que nuestro amigo se crea que la mujer ha desaparecido bajo las aguas llamando a la policía y a un equipo de salvamento que lleva un buzo con ellos. Al final se resuelve todo con alegría y alboroto cuando su enamorada regresa a sus brazos. 

Daniel de Losques ha pintado el momento en que los dos tortolitos están cerca de la orilla, ella dentro del agua y él con la cámara fotográfica viste con ropa de domingo llevando en su bolsillo derecho un pañuelo que pierde en más de una ocasión. Pese a que los dos van conjuntados en el cartel, amarillo y  rojo, en realidad Max lleva puesto un traje claro y ella uno bastante oscuro, algo que se aleja del modelo representado.

 

 

                               

 

                        

 


Para confusión la de este conquistador con una mujer bonita que le ha pasado una nota por la ventana en el corto Le billet doux. Creyendo que ella está declarándole su amor perseguirá el papel por todas partes, llegando a correr detrás de un perro que lo lleva entre sus dientes o retando en velocidad al mismísimo viento. El triunfo será efímero una vez que consiga leer el mensaje pues al final comprobará que ella le está rechazando porque está felizmente casada ¡su gozo en un pozo!

 

 

                              



En Max et les crepes, de 1913, confunde a Colette con la cocinera y esta le engaña enseñándole una foto de su madre. En el póster el cómico, vestido de etiqueta, prepara con la joven la comida lanzando al aire los crépes desde una sartén. La prometida baja la cabeza tímidamente con un rubor en las mejillas, muy Barrere, mientras Max Linder sonríe mirando a la comida que pasa cerca de sus manos. Su nombre destaca enmarcado en la parte inferior, como el anterior ejemplo y la firma del artista vuelve a ocupar la esquina derecha. Como única decoración vemos los muebles típicos de la cocina hechos de madera, como una gran mesa o una estantería en la que descansa la vajilla familiar de los Durand.





CONTINUARÁ...




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