CUANDO LA PINTURA ENCONTRÓ AL CINE
La niña de mis ojos
Estamos en la década de los años sesenta en Big Eyes, del 2014 ¿de quién son esos retratos de niños con ojos grande que puede verse en todas partes? ¿Margaret Ulbrich o Walter Keane? La primera, ha dejado a su esposo acompañada de su pequeña hija Jane y en North Beach, San Francisco y pretende comenzar una nueva vida. Esta vez da con otro pintor, como ella que se dedica a vender pinturas de escenas callejeras parisinas.
Pronto los dos se enamoran y se casan, formando una sociedad perfecta en la cual cada uno cumple un rol determinado, ella se dedica a pintar cuadritos con extraños niños de ojos grandes y él los presenta a posibles compradores como el dueño de un club, Enrico Banducci, muy interesado en alquilarlos y exhibirlos en las paredes de su local. Walter Keane abre su propia galería con las obras de su mujer aprovechándose del tirón y la moda de la que parece gozar.
Vende los cuadros, vende dibujos de los cuadros y luego vende postales de los dibujos de los cuadros firmando con su apellido porque según él nadie compra cuadros pintados por mujeres y atribuyéndose todo el mérito, lo que hace que ella desconfíe de sus intenciones y más cuando averigua que anteriormente hizo lo mismo otros lienzos del artista francés S. CENIC sustituyendo este nombre por el suyo.
Al final la verdadera artista, el otro era solo un impostor, se muda con su hija a Honolulu y comienza una cruzada para demostrar que esos niños y niñas con ojos grandes son suyos, afirmado por MDH KANE.
En 1986, en el palacio de justicia de Honolulu, se celebra un juicio que dará la razón a una y se le quitará a otro, acusará a uno de falsificación y encumbrará a la original genio. En una hora, ambos deben probar sus palabras elaborando un cuadro en el que se representará la figura de un niño triste con ojos enormes que siguiera este estilo ganando por goleada Margaret Kane que a partir de ahora ya puede autografiar trabajos como Tomorrow´s Masters. En la vida real muchos años antes del juicio Margaret Keane había retado a su ex marido en un concurso televisado en Union Square de San Francisco, donde Walter no se presentó. En el futuro ella fue célebre y famosa siendo dueña de la galería de arte Keane Eyes, fundada en 1992, mientras que él murió amargado y arruinado en el año 2000 ¡al final se hizo justicia!
Podríamos centrarnos en varias de sus pinturas de cierta relevancia, como Tomorrow Masters, de 1964, con 100 niños de ojos grandes de distintas nacionalidades que se colgó en el Pabellón de la Educación de la Feria Mundial de Nueva York, retratos de actrices famosas de la industria cinematográfica como el de Joan Crawford, litografías como The Stray, en 1962 o The ballerina, en 1961, un regalo para el pueblo de la Unión Soviética, recogido por su embajador.
Sin embargo nos vamos a detenernos en dos imágenes que resumen a la perfección su estilo. Por una parte esa niña y su sombra, de pelo corto, vestido azul y pies descalzos que en un callejón, poco iluminado, llora desconsoladamente su suerte, en realidad es la misma Margaret Keane que amenazada por Walter era infeliz allá por 1962. La firma o marca registrada KEANE junto al año de creación aparece en la esquina inferior derecha para que pueda verse bien.
La segunda es el pequeño lienzo que ella realizó en el juicio que interpuso hacía su ex marido en 1986. Solo necesitó 53 minutos, él nada porque alegó falsamente que le dolía un hombro, para convencer al juez de que ella era la auténtica artista y él un farsante. Se sabe que había representado a un chico pequeño que mira nerviosamente detrás de una cerca con fondo neutro azulado.
Según Walter Keane, sus niños tenían los ojos así porque eran enormes las dimensiones de sus inocentes almas.
Siempre dijo que pintaba mejor los ojos que El Greco, Rembrandt o Miguel Ángel y que había ayudado al mundo del arte como Picasso o Modigliani, palabras osadas para alguien que nunca demostró nada en público. Decía que el tiempo que pasó en la Europa de posguerra observaba a los niños de Berlín que perdidos vagaban por las calles de la ciudad peleando por las sobras y restos de comida rompiéndole el corazón. Eran víctimas sucias y harapientas con cuerpos magullados y lacerados, cabellos enredados y narices mocosas.
Por el contrario Margaret Keane explicó que hacía los retratos con esos ojos como expresión de sus propios sentimientos que no podía expresar de ninguna otra manera. Los ojos dijo son la parte más expresiva de la cara y una ventana de su propia alma, algo que se corresponde más con la realidad vivida y su experiencia personal.
Big eyes está basado en la vida de Margaret Keane, la pintora norteamericana con gran influencia en compañeros de profesión y de la que hemos visto ejemplos de su arte en algunas de las películas de Hollywood como ¿Qué fue de Baby Jane? o My Girl, de 1991.
Si había un director ideal para un film dedicado a este matrimonio ese era Tim Burton, un enamorado de la iconografía kitsch, de los años cincuenta. Desde siempre fue un gran admirador de la pintora, coleccionando algunas de sus obras y encargándole otras como el retrato de su novia Lise Marie Smith con su perrito chihuahua allá por la década de los noventa o los de su esposa Helena Bonham Carter y su hijo Billy con tres años, en el 2006.
Es por ello que no se lo pensó dos veces cuando pudo dirige el film tomándose la libertad de que Margaret Keane apareciera haciendo un cameo, sentada en un banco de un parque.
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