¡Hoy nos vamos al cine!   CAPITÁN AMÉRICA: BRAVE NEW WORLD




                                          Nuevo comienzo que huele a rancio


Menuda Tutti Frutti o macedonia se ha marcado la Marvel con el trabajo de Julius Onah. Como diría Dani Rovira en uno de sus monólogos sobre medidas de menos a mayor, esta Capitán América: Brave New World cuenta con un pelín de escenas de acción que recuerdan a Civil War, una mijilla de espionaje a lo Soldado de invierno, un peazo de suspense con la historia del presidente de Estados Unidos con el rostro de Harrison Ford, una hartá de música sin alma para amenizar esperas, una pechá de personajes sin sentido que aparecen y desaparecen como Copperfields de saldo y un huevo de diálogos que no inspiran un futuro bueno para el UCM o Universo Cinematográfico de Marvel. 








Como ocurre con todas, si te has atrevido a pasar de muchas de las películas de las otras cuatro fases te habrás perdido mucho y apenas lograrás cogerle el sentido a muchas de las cosas que se dicen o suceden a continuación. Parece que ahora la estrategia de Kevin Feige es la de tirar de memoria con personajes que regresan a este mundo e historias y eventos del pasado que mezcla con una nueva generación más moderna de ¿Vengadores? Al menos vemos que no recurre a la maldita moda woke que tanto daño ha hecho a la cultura del entretenimiento. La inclusión no es tan forzada y apenas ronda el trabajo pisando de puntillas la mayoría de las veces ¡una espía viuda negra entrenada en la Habitación Roja de un metro y medio o un supersoldado que cambia de pelo cada cinco minutos!




Este Lázaro al que han dicho ¡levántate y anda! no resucita del todo, algunas vendas se le han quedado adheridas a la piel y aun hacen daño con su roce. La herida no está sanada del todo y los fans que se marcharon antes va a a ser difícil convencerlos de que regresen al redil. Prometen aventuras nuevas que al final sigue siendo estirar un chicle o un Mr. Fantástico que debió finalizar con un eterno chasquido de dedos. La gallina de los huevos de oro que recientemente dio pérdidas cacarea de nuevo en esta granja llamada cine de superhéroes. Joaquín Torres como el nuevo Falcon, Sam Wilson como el nuevo Capitán América y Thaddeus Ross como el nuevo Hulk de color rojo, aunque lo intenta no llegan a la excelencia de sus antecesores. Tampoco los villanos a los que les sobra mala leche pero les falta carisma e imponen más bien poquito. Esperemos que los hermanos Russo lo hagan mejor con Doomsday.










Los escenarios terrestres, marítimos y celestiales apenas impresionan con sus vistas exceptuando unos cerezos en flor muy orientales que acaban achicharrados en un arrebato de locura transitoria de uno de ellos. El escudo ha rebotado en donde no era y regresa a las manos del Capi una y otra vez sin herir lo suficiente. El alto presupuesto no está reflejado en unos efectos especiales que huelen a rancio y que nos remiten a unas fases primeras que ya superamos... 






Si esto es todo lo que puedes conjurar, Sáruman, vamos apañaos. Los que deberían hacer más daño, al final dan pena y los que por el contrario parecen a priori ser el débil del grupo y víctima propicia utilizan sus "armas" mentales y juegos psicológicos con banda sonora de los Fleetwoods. En la sombra o de noche algunos gatos son pardos y si te descuidas te arañan o queman el cuerpo trajeado. Son como este film de inicio de fase que engañan con lo bueno y defraudan con lo malo.



     













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