¡Hoy nos vamos al cine! AMENAZA EN EL AIRE
Un asesino, una poli y un caco
Mel Gibson ¡quién te ha visto y quien te ve! Amenaza en el aire no va a pasar a la historia por ser un título de lo mejor de su filmografía, más bien todo lo contrario. Es verdad que ya de primeras no pintaba muy bien eso de meter a tres personajes en un espacio pequeño y dejar que se maten unos a otros. O los diálogos entre ellos son especialmente maravillosos o por el contrario el experimento va a fallar ¡y ha ocurrido lo segundo! Ninguno de los tres atrapan al espectador con sus tramas, demasiado manidas y tópicas, tampoco sus acciones son un prodigio de inteligencia humana o de un asesino metódico y profesional, una agente de campo sin pasado errado e inestable emocionalmente y un caco que a las primeras de cambio larga todo lo habido y por haber con tal de salir de ese aprieto.
El suspense del que hacía gala maestros como Alfred Hitchcock brillan por su ausencia en momentos en los que podía salir a relucir con objetos claves que son usados por sorpresa o pistas que conducen a sorprendentes giros que nadie supo ver. Todo en este film que parece hecho para televisión es de cartón piedra ¡como la calva falsa de Mark Wahlberg! La avioneta que sortea las montañas de Alaska, sola o con piloto automático, las esposas y bridas que casi pueden partirse con los dientes o los asientos con respaldos reversibles que se mueven más que los precios es lo de menos. Cada cinco minutos más o menos, personajes conocidos y otros que nunca conoceremos de cara, cambian de bando o traicionan a sus anteriores compañeros por el vil dinero o amenazas de vidas familiares. Nos interesa poco, como saber si llegarán los tres pasajeros del avión a su destino o se caerán en la nieve y serán devorados por lobos u osos. Hubiera estado bien cambiar de improviso el escenario y buscar con persecuciones salvajes lo que no se encuentra con peleas innecesarias en espacios diminutos que no conducen a nada ¡solo a una repetición aburrida de acción y frases huecas!
Y menos mal que solo son 90 minutos de castigo porque sino el que acaba tirándose en marcha soy yo. Ni siquiera la comedia de Topher Grace que es un cantamañanas de manual, resulta graciosa o sirve para aligerar la carga. Me lo he pasado mejor viendo bailar a esa osa hawaiana decorativa o las indicaciones que parecían de broma de la voz de radio llamada Hasan y que me recordaban a ciertas comedias ochenteras con Leslie Nielsen. Cansa como la seria disciplina de la federal Madolyn Harris y sus historietas ¡hasta he creído ver un lindo flashback! o el piloto fake reptando y escupiendo veneno como una serpiente, picando como una abeja o saltando como un tigre que araña cuellos ajenos.
Pues nada, el día se ha quedado muy interesante con amenaza de tormenta y turbulencias a más de tres mil pies de altura y final caótico a gran velocidad pero previsible a más no poder...
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