CUANDO LA PINTURA ENCONTRÓ AL CINE




¡Nunca más pasaré hambre!

 

 

¡A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!

 

 

La joven Scarlett O´Hara hace este juramento después de haber agarrado un puñado de tierra bajo la luz del amanecer en el huerto de Tara. Esa mujer, demacrada y ensuciada después de la Guerra de Secesión, hizo que colgaran un retrato suyo en la nueva mansión levantada por Rhett Butler en Atlanta para envidia de sus vecinos. En él aparecía lujosamente vestida con terciopelo azul, diseño de  Walter Plunkett, a la moda de Charles Frederick Worth con faldas recogidas a la espalda y abotonado en el pecho que deja al descubierto los hombros y luce un gran escote que no oculta la mantilla blanca. Está peinada como una belleza sureña con el pelo recogido hacía atrás y apoya su brazo derecho en un balcón de corte clásico que da al jardín. Al lado un rosal florido colorea un retrato que bebe de pintores academicistas como Thomas Gainsborough, Antoine Vestier o Caspar Netscher.


 

                                                         

 

   
                                    
          


                                                     



El cuadro, un óleo sobre lienzo a tamaño natural, realizado por la pintora Helen Carlton, se trasladó desde California a la ciudad de Atlanta en 1939 con motivo del estreno de la película exhibiéndose en los grandes almacenes de Davison-Paxon, para pasar después a la cafetería de la Escuela Primaria Margaret Mitchell y de ahí al Museo Margaret Mitchell, novelista de la obra adaptada por Victor Fleming, bajo la autorización de la Junta de Educación de Atlanta que se dejó allí prestada hasta hoy. En Crescent Avenue, se alza esta casa de Cornelius J. Sheehan donde la autora escribió su novela ¡el mejor sitio posible para la pintura! o un templo de uno de los films más oscarizados en la historia del cine.

 


                         


 

                                 

 

Es raro no encontrar junto a ella a Mammy ayudándola con el vestido. Si hubiera aparecido quizás hubiera rivalizado con otra famosa pintura en la que vemos retratadas a una joven señorita junto a una mujer de color que puede no ser su criada sino su propia prima mulata, nacida del amor entre una esclava María Belle y sir John Lindsay. Su padre se la llevó a Inglaterra a la casa de sus tíos, los condes de Mansfield, donde esta se crió y educó como una más de la familia. Dido Elizabeth Belle y su prima fueron pintadas como nuestra Scarlett O´Hara, por David Martin, en el jardín de Kenwood House. Siguiendo el estilo del alemán Johann Zoffany, las dos mujeres de alta posición, se convierten en un caso único entre la obra pictórica británica en el siglo XVIII al representar a una joven de color y otra blanca como iguales.

Dido está detrás de su prima Elizabeth llevando frutas exóticas en el interior de una bandeja mientras viste con lujo un vestido de seda blanco de manga larga y enseña diferentes joyas en orejas y cuello. En la cabeza lleva un turbante de color claro con una pluma de avestruz. Elizabeth sentada en un banco de madera roza amistosamente con su mano derecha a Dido en un rasgo de absoluta complicidad para con ella. Lleva un libro abierto en su regazo y como esta mira al espectador sonriente con el cuello enjoyado de perlas y el cabello adornado con una corona de florecillas. Al fondo del jardín puede verse a lo lejos la ciudad de Londres en una mañana clara y despejada de grandes nubes.

 

 

                            


La historia de Dido Elizabeth Belle y esta pintura de retrato doble, propiedad del conde de Mansfield que se encuentra en el palacio Scone de la Perthshire escocesa, hasta 1922 en la mansión Kenwood House, sirvió de inspiración para dos películas de reciente estreno, el corto Dido Belle, de Jason Young en el 2006 y Belle de Amma Asante, siete años después. En este último largometraje británico, se puede ver el encargo de esta pintura y su elaboración, con una copia con los rostros de las actrices protagonistas, con Gugu Mbatha-Raw como Dido Belle y Sarah Gadon como Lady Elizabeth Murray. Algunos detalles han sido cambiados como el dedo en la mejilla de Belle o el turbante que en la nueva versión desaparece.

 

 

                                          



Stephen Slaughter y Joshua Reynolds antes ya habían pintado este tipo de retratos dobles aunque con sentido diferentes. Uno representa a la joven negra como sirviente y el otro establece un contacto más directo entre las familiares madre e hija. Las frutas suelen estar presentes y también un juego de miradas que en el caso que nos ocupa es más curioso con las dos mirando al posible espectador.

 

 

                            


 

          

 

 

Dido Belle no pertenece a ninguno de los dos mundos, el de los sirvientes o el de los señores. Ha crecido viendo a algunos de los de su raza pintados como esclavos y se siente extraña ocupando un sitio que algunos creen que no merece. Si no encuentra marido morirá de hambre como una Scarlett O´Hara británica a la que el amor se le resiste.

 

 



        





William Murray, primer conde de Mansfield, cambia de opinión no solo con respecto al caso Zong sobre unos esclavos asesinados sino también sobre la esclavitud y las normas establecidas como por ejemplo con la manera de representar a señores y criados en la pintura ¡las convenciones sociales pueden ser modificadas! La esclavitud en el Imperio Británico fue abolida en 1833 gracias a un Acta votada por el Parlamento ¡este retrato de Dido Elizabeth Belle sin duda rompió muchas cadenas!

 

 

_Lo colgaremos en Kenwood.

_¿Lo haréis?

_¿Por qué te sorprendes?

_¿Por qué no debería hacerlo? Cuando se trata de asuntos en los que creéis, la sociedad no os importa. Vulneráis todas las reglas cuando os interesa. Yo soy la prueba de ello. Este cuadro, es la prueba.

 

 


 

 

 

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