¡Hoy nos vamos al cine!      FLOW, UN MUNDO QUE SALVAR



                                                               Este arca no é


A veces no hacen falta las palabras para expresar sentimientos y las imágenes son tan potentes que se valen ellas solas para comunicar aquello que interesa, como en esta película de animación letona de Gints Zilbalodis. 





Si eres un amante de los gatos ¡y yo lo soy! este film es para ti porque el protagonista es un gato negro 
viajero que en un mundo desconocido e inundado por las aguas, busca su destino acompañado por otros animales de especies diferentes que comienzan siendo desconocidos y acaban siendo compañeros. Su  vínculo  es tan fuerte que serían capaces de hacer cualquier cosa con tal de ayudar o salvar al otro de cualquier peligro que los aceche ¡el de ahogarse o separarse del grupo está muy presente siempre!







Esta nueva familia que deja a las anteriores atrás se comunica a través de los sonidos y las miradas alejándose de la fórmula Disney de diálogos y conversaciones verbales. Cambian actitudes y aunque conservan algunos comportamientos propios de su especie, se humanizan cumpliendo roles muy marcados y diferentes unos de otros cuando hay que sobrevivir navegando en ese barco de vela. El gatete vigía provee al grupo de alimento al "pescar" peces de colores en el agua pero sigue persiguiendo luces, acicalándose, rascando algunas superficies lisas y escupiendo bolas de pelo. La capibara los protege a todos con su gran cuerpo, es la fuerza bruta que todo lo puede y lleva el timón de la embarcación. El lémur ladrón atesora objetos de distinto valor y es un dolor de muelas que al menos sirve de entretenimiento cuando los tiempos son allí aburridos. La garza es el líder y como tal ejerce tomando las decisiones más importantes e imponiéndose a todos con su determinación. Por último cabe destacar al perro labrador que juega con cualquier elemento redondo que le tiren y se mantiene fiel como buen "mejor amigo de todos" Incluso llegan a aceptar a bordo a varios perros extraños y rescatados que al no pertenecer a ese grupo provocan el caos y el desorden al no conocer las improvisadas normas establecidas. 







Aquellos que surcan las aguas buscando la tierra prometida y su reflejo en espejos, cristales rotos o charcos son unos marineros improvisados conociendo naturalezas nuevas para ellos con elementos del arte primitivo ¡estatuas enormes de gatos! arte de la antigüedad clásica con columnas y construcciones como torres semiderruidas o ciudades ahogadas renacentistas con canales imitando a la conocida Venecia ¡pero sin góndolas! El final en un tiempo nuevo y mágico carece de agua ya y la tierra vuelve a ser la dueña y señora de todo. Lo acuático muere y lo terrestre resucita ahora dominando el medio. 






                   



Flow, un mundo que salvar, no necesita de una animación puntera para sobresalir, tampoco quiere parecerse a la norteamericana de las grandes productoras. El valor de este largometraje que no llega a la hora y media de duración reside en la potencia de sus imágenes, como ya he dicho antes, revelando la singularidad que aquí es extraordinaria. El mensaje se come a la técnica, la expresión devora a la palabra, como un pescado al que dejan solo las espinas. Aquí no hay un payaso Pennywise pero ¡todos flotan!

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