OBJETOS ICÓNICOS DEL CINE


                                                             ¡Tócala otra vez, Sam!


Sucede que en Casablanca, film mítico de 1942,  hay dos pianos y un tercero invisible que suena cuando Rick evoca los días felices de París, antes de que los alemanes entrasen con su uniforme gris para separarlo del vestido azul de Ilsa. Todos ellos son de madera con ruedas para su fácil traslado.

De los visibles, uno era verde, precisamente el de París, y otro rosa, el del célebre café-escenario de la obra maestra: oscuro y claro en la fotografía expresionista de Arthur Edeson. El primero fue pronto a parar a manos de algún coleccionista privado; el segundo salió en subasta en el 2014 tras andar algunos años en el museo de los herederos de la Warner Bros.

El primero de ellos se subastó en el 2012 en la casa Sotheby´s. El piano usado en el clásico de Michael Curtiz, del que ahora se cumplen 83 años, no alcanzó las expectativas en la subasta, ya que las previsiones de Sotheby's apuntaban una cifra superior al millón de dólares.

La casa de subastas había asignado al icónico instrumento un precio estimado de entre 800.000 dólares y 1,2 millones de dólares, teniendo en cuenta los astronómicos precios pagados por objetos aparecidos en la película en los últimos años. Fue vendido por 602.500 dólares, con comisión incluida. En un primer momento, la casa de subastas no identificó al comprador, pero ahora sabemos que han sido Leonardo DiCaprio y su amigo Stewart Rahr, un hombre de negocios también multimillonario. Piensan donarlo al Museo de Arte de Los Ángeles.

El piano fue puesto en venta por un coleccionista japonés en el 70º aniversario de la película. El coleccionista había comprado el piano en una subasta en Sotheby´s en 1988 por 154.000 dólares.

Por cierto. Dooley Wilson no sabía tocar y ninguno de los pianos tenía grabada la marca.


                         



                


El segundo de ellos fue subastado en Nueva York en noviembre del 2014 por la cantidad de 3,41 millones de dólares. El piano color naranja con detalles arabescos de flores aparece en la escena de culto en la que "Ilsa" (Bergman) pide al pianista Sam, interpretado por Dooley Wilson, que toque el tema "As Time Goes By" al llegar al cabaret propiedad de su antiguo amor "Rick" (Bogart) en la ciudad marroquí de Casablanca.

Probablemente fabricado en 1927, el instrumento tenía solo 58 teclas, 30 menos que un piano moderno clásico. Su tapa fue adaptada para la trama de la película, que tiene lugar en plena Segunda Guerra Mundial y en la que Rick se debate entre su amor por Ilsa y el pedido de ayuda de ésta para permitir que su marido Victor (interpretado por Paul Henreid) pueda escapar de Casablanca, controlada por el gobierno francés de Vichy, títere del régimen nazi.

El piano era la primera vez que salía a subasta, con su banqueta e incluso con un chicle seco pegado en su interior. No solo es protagonista del film sino también de algunas de sus escenas más recordadas, como la de su célebre frase: "Tócala otra vez, Sam".

También es parte importante de la trama ya que sirve a los personajes de escondite para el tráfico de documentación ilegal, papeles que también fueron subastados por más de 100.000 dólares. Había sido propiedad de un dentista en Los Ángeles desde 1980.

La casa de subastas Bonhams ha dicho que los diseños marroquíes verdes y dorados pintados fueron restaurados hace aproximadamente tres décadas bajo la dirección de Warner Bros.



                   



















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