OBJETOS ICÓNICOS DEL CINE



                                   Para recorrer el camino de baldosas amarillas



En 1939 Dorothy, la niña venida de Kansas al país de Oz, interpretada por Judy Garland hizo famosos a unos zapatos mágicos que tenían el poder de hacer viajar a su dueña de vuelta a su mundo. No son solo unos preciosos y brillantes zapatitos rojos.



          



En el libro original de “El mago de Oz” (1900) de L. Frank Baum, los zapatos mágicos de Dorothy eran de color plata, en la adaptación al cine por la Metro Goldwin Mayer decidieron cambiarlos por unos brillantes zapatos rojos, por un motivo meramente práctico: en la nueva película en tecnicolor con la que iban a rodar todo el mundo de fantasía que se extendía “over the rainbow”, el rojo iba a quedar más llamativo que el plata para los ojos del espectador, y se quedaría en su memoria más fácilmente.

El creador de los zapatos de Dorothy fue Adrian Adolph Greenberg, que trabajaba en la Metro como director de vestuario en la época y transformó él mismo unos sencillos zapatos de satén blancos en estas joyas inolvidables para los cinéfilos, cuajados de lentejuelas y con lazos ribeteados con piedras de cristal rojo simulando rubíes. Tuvo que hacer unos cuantos pares para que durante todo el rodaje se mantuviesen perfectos, y cuatro de ellos sobreviven hoy día y han formado parte de diferentes exposiciones por todo el mundo.





Después de que acabara la producción en 1939, todo el vestuario, incluido los zapatos, se guardaron en uno de los estudios de MGM durante 30 años. Fue el diseñador Kent Warner quien los encontró en 1970 cuando preparaba una subasta de El mago de Oz. Uno de los pares se subastó y fue donado anónimamente al Smithsonian en 1979 integrando la colección "Iconos de la Historia Estadounidense" en el Museo de Washington. Entregados por este donante anónimo se han convertido en el equivalente de "La Gioconda" para el Louvre de París: el objeto más buscado por los visitantes, tanto que la alfombra delante de la vitrina debe ser reemplazada con más frecuencia que ninguna otra en la galería.



    


 Warner Bros.  guardó en su colección privada el mejor par de todos, subastándolo en 1981, que fue adquirido por un coleccionista en 1988.

El tercero de los pares de  zapatos salieron a subasta en la casa Profiles in History junto con otros objetos míticos de la historia del cine, y aunque en principio la Academia no iba a pujar por ellos, pero con la ayuda de DiCaprio, el director de E.T. y otros benefactores, formarán parte de la colección del museo. No ha trascendido lo que se ha pagado por ellos.

Este es considerado el más deseable de todos: de suela roja y marcado con la leyenda "#7 Judy Garland" constituyen "la crème-de-la-crème de todos los juegos", según los definió el autor Rhys Thomas en su libro "Los zapatos rubí de Oz".



                      


Los especialistas consideran que éstos fueron los que se utilizaron durante las secuencias de baile, los primeros planos y el memorable final de la película. Son, precisamente, los que ejecutaron los pasos de magia para devolver a Dorothy a Kansas.

Se pueden contar los bordados para distinguirlos. Como fueron hechos a mano, los pares tienen pequeñas diferencias

El último de los pares fue robado en el 2005 del Museo de Grand Rapids en Minnesota, lugar donde nació la actriz. Hace siete años se recuperó por parte del FBI y en diciembre de este 2024 pasado se ha subastado con un precio de salida de 1.550.000 dólares, por Heritage en Dallas, comprándose por una puja en teléfono, por un comprador anónimo que llegó a abonar 32,5 millones de dólares ¡una auténtica locura!






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