CUANDO LA PINTURA ENCONTRÓ AL CINE



Mejor envejeces tú




Después de numerosas adaptaciones al cine de la novela de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray, publicada en 1890, el estadounidense Albert Lewin dirige una nueva versión para la Metro Goldwyn-Mayer en 1945. El blanco y negro del film se ve interrumpido en cuatro ocasiones por pequeñas inserciones en tecnicolor para presentarnos la degeneración del cuadro en donde está representado de cuerpo entero, el rico y galante Dorian Gray.

Estamos en Londres, en el año 1886. El pintor Basil Hallward, amigo del protagonista, se encarga de inmortalizar su retrato en un cuadro que se convertirá en un objeto mágico, por deseo de Gray, ante una pequeña estatua de un gato egipcio. Dedicado a una vida egoísta, hedonista y despreocupada para con los demás su cuerpo no envejece ¡no así su reflejo en la pintura! que demuestra la vida degradante de la que hace gala.

Encerrado en una habitación de la que él solo tiene le llave, el retrato cada día muestra un aspecto de lo más desagradable, la verdadera naturaleza del Dorian Gray del presente, corrupta, miserable y asesina, tanto con su amigo Basil como con otros que pretenden descubrir el secreto de su inmortalidad.

Finalmente, enfrentado a la propia visión de su ser, Dorian apuñala el óleo destruyendo su propio cuerpo vivo que es encontrado junto a él. En un último momento de cordura recuperada, hizo todo lo que era necesario para acabar con esa horrible maldición, acaba con su sufrimiento y con el de los demás.

 

El estudio encargó la obra pintada a dos artistas distintos, el portugués Henrique Medina de Barros y el norteamericano Ivan Albright. El primero realizó un cuadro realista del actor Hurd Hartfield interpretando al inocente y saludable Dorian Gray, vestido con elegancia mientras posa con una apacible serenidad y sonrisa no forzada en el salón de su casa, rodeado de los muebles de estilo victoriano, como esa pequeña mesita de madera acariciada por una de sus manos y en la que destacan los guantes claros del joven modelo y la pequeña escultura del gato egipcio que mira al frente con los ojos muy abiertos. A Henrique Medina le interesa captar la vida y la verdad en la figura de este hombre que no sabe que está a punto de cambiar, para mucho peor, su vida muy mal aconsejado por su amigo Lord Henry Wotton.

Obviamente la firma que más destaca es la del pintor ficticio Basil Hallward escrita con letras mayúsculas, subrayada y acompañada del año de creación, 1886. La segunda firma, a su izquierda, corresponde a Henrique Medina o H. Medina.

 


                                 




                                     




                                      


Hurd Hartfield, enamorado de su retrato, pidió al artista que le regalara el cuadro y este lo hizo saliendo la obra a subasta cuando se vendió su casa y posesiones de Cork. Un pariente suyo, Robert Hartfield Ellsworth atesoró la pintura hasta su muerte en el 2014 volviéndose a subastar la misma el 21 de marzo del 2015 en Christie´s y siendo comprada por un coleccionista privado que la ha cedido a alguna exposición como la que se dio en el Instituto Suizo en el 2016. Sus medidas, 218´5 x 108 cms son idénticas a las de la obra, The Evil Twin, de Cindy Sherman emparejada con ella.




                                        



El segundo óleo sobre lienzo, también de 1943-44, fue realizado por Ivan Albright, un original pintor al que le gustaba representar la decadencia, la corrupción o el paso del tiempo reflejados en cuerpos humanos como el de este Dorian Gray. Su hermano gemelo Malvin al final no pudo encargarse del primer cuadro, realizado al final por Henrique Medina.

Como debe ser, encontramos a la nueva figura de pie en el mismo salón aunque ha cambiado de aspecto. El reloj colgado en la pared, con grietas y desconchones, se encuentra roto y envejecido, ocurriendo lo mismo con los distintos muebles que decoran la estancia, una silla tapizada enmohecida y desgastada, la mesita donde descansa ahora solo un guante, el otro está caído en el suelo o la figura del gato ¡los primeros están machados con sangre probando que con ellos se cometió un crimen violento! El cuerpo envejecido de Dorian Gray causa terror por su monstruoso y deformado aspecto, llevando ropas rotas, sucias y hechas jirones, más propias de un vagabundo que de una persona de su posición, con dinero y poder.

La alfombra floreada, bajo sus pies, ha perdido el color y se muestra gemela al macabro y putrefacto humano desordenada y sin brillo alguno, caída en desgracia como el malvado ser que le acompaña, una sombra andante de lo que fue o un alma en pena. Henrique Medina sentía debilidad por Velázquez pero en cambio Iván Albright prefiere a Rembrandt y a El Greco, figuras alargadas, abrazando un realismo mágico y expresionista muy particular que se ve potenciado por la minuciosidad en el detalle, sea este agradable o del todo desagradable ¡ayuda que en la Segunda Guerra Mundial fuera testigo como dibujante médico de los efectos de algunas atrocidades!

Tiempo después la pintora surrealista española Remedios Varo, exiliada en México, tomó nota de este realismo mágico y lo incorporó a su estilo en obras posteriores como Hojas muertas, en donde la habitación se muestra, descuidada y envejecida, con una alfombra deshilachada y mutilada por el paso del tiempo o Presencia inquietante, donde las figuras emergen de rotos en muebles tapizados ¡en El retrato de Dorian Gray, aparecen en grietas en la pared!

 

                                            




                                           

 

El cuadro firmado por Iván Albright con su nombre apellido IVAN LE LORRAINE ALBRIGHT, mide menos que el otro, 215´9 x 106´7 cms, estuvo en manos de este hasta que en 1977 decidió regalárselo al Instituto de Arte de Chicago donde en la actualidad está expuesto.

 

 


                                        


 

La liga de los hombres extraordinarios, en el 2003 y El retrato de Dorian Gray del británico Oliver Parker, vuelve a traernos a este personaje acompañado de tres nuevos retratos. Ben Barnes es el nuevo dandy inmortal que pide como deseo, en presencia del cuadro que nunca envejezca llevando después una vida de vicio, pecado y egoísmo que se traduce en una relación tóxica con la hija de su mejor amigo. En esta ocasión es un incendio el que destruye la habitación donde estaba el lienzo finalizando el largometraje con una visión del mismo y los ojos de Gray que parecen brillar en él ¡su alma aun está encerrada allí!














 

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