ARTE Y CARTEL


                                              

                                               Pathé Freres y Gaumont en competencia (Parte 1)


 

Relevando a Georges Méliès y sus películas fantásticas aparecen en escena dos productoras muy poderosas sin competencia. Al frente de la primitiva Societé Pathé Freres está uno de sus fundadores, Charles Pathé quien contrata al director Ferdinand Zecca para que se convierta en el jefe del estudio que producía, distribuía y exhibía con sucursales en otros países y continentes ¡como antes hizo Melies y su hermano Gaston!

 

Charles Pathé junto a Ferdinand Zecca fueron los inventores del noticiario cinematográfico o Pathé Journal, un antiguo No-Do francés que narraba los hechos más importantes sucedidos en el país. Muchos de los cortometrajes de la mano derecha e izquierda del mandamás de la productora se hicieron eco de todas aquellas noticias o hechos contemporáneos que merecían ser contados. Unos relatos realistas y dramáticos de andar por casa que avisaban de peligros como distintas enfermedades o vicios, como la tuberculosis o el alcohol o presentaban a distintas profesiones o personajes de la vida urbana o rural que todos conocían de una forma heroica o ridícula. El mundo del del circo, los eventos deportivos, la tauromaquia o las fiestas populares convive con el exotismo de lugares lejanos y misteriosos o la maldad de las bandas callejeras y delincuentes tan peligrosos como los Apaches parisinos.

Es el tiempo de algunos escritores como Emile Zola y el drama social, los cuentos clásicos llevados al cine u óperas con protagonistas bohemios, estudiantes o de clases humildes como los obreros, con sus huelgas y sus revueltas.

Algunos carteles de la Pathé eran un escaparate perfecto para estas pequeñas obritas y los autores de las obras que habían sido adaptadas: Alejandro Dumas, Dante, Goethe, Victor Hugo, Honoré de Balzac, Tolstoi, Charles Dickens, etc...

 

 

                           


 

De Brasil llegó el cartelista y caricaturista que mejor representó dicho movimiento. Candido Aragonez de Faria (1849-1911) llegó a la capital en 1882 estableciendo allí su taller y trabajando junto a Charles Clerice. Se dedicó a ilustrar todo tipo de libros, revistas y partituras musicales. Fue a partir de 1895 cuando le llamó a gritos el mundo del cartel publicitario y cinematográfico contratándolo en 1902 la productora Pathé. En su haber tiene más de 300 affiches de cine, muchos de los cuales se han perdido con el tiempo. Cuando falleció su taller no paró de trabajar y firmaron los nuevos encargos de forma distinta.

 

 

                                                             Faria (1902-1911)            Atelier Faria (1912-)

 

 

Atendiendo a la temática, no a la técnica que siempre es la misma, se pueden dividir sus pósters en:

 

A. Tema circense, tauromaquia, deportes y espectáculos varios. Componente exótico incluido.

B. Grandes eventos, noticias de interés y viajes.

C. Cuentos clásicos infantiles.

D. Clases sociales varias con interés en profesiones tales como los bomberos, policías, mineros, músicos, etc...

E. Los efectos de vicios tales como el alcohol y enfermedades como la locura.

F. Tema histórico, mitológico o bíblico.

G. S.C.A.G.L. y Serie d´art Pathe Freres.

H. Cine fantástico.

I. Victor Hugo y Émile Zola.

J. Cine patriótico.

 

 

 

Su firma escrita en letras minúsculas siempre aparece en diagonal y subrayada en alguna de las esquinas del poster.

 


 

                        


 

El mundo del circo siempre le interesó a Faria y para él fue una oportunidad única que le dejaran representarlo a su manera. Como ya hemos visto antes los artistas tenían cierta libertad y licencia a la hora de abordar el trabajo, dejando su sello personal en la obra. Es por eso que es fácil adivinar el autor de cada una de ellas sin tener siempre que recurrir a la firma que podía haber sido falsificada.

 

 



Un niño duerme al lado del circo en miniatura que le han comprado sus padres y que parece estar vivo. En la pista pueden verse todos los números a la vez, a los equilibristas orientales, a los payasos junto a algunos animales y a los elefantes con el domador. Mientras en la habitación todo está oscuro, este diminuto circo brilla con una luz especial y mágica que parte de un foco situado en las alturas  que al chocar con la mesa verde crea una sombra alrededor de él y de la figura del niño. Solo enmarca el título en letras mayúsculas pero rara vez las figuras u objetos con una linea negra gruesa como algunos cartelistas de la comedia.

 

 

 



 

 

Las primitivas imágenes de los carteles de corridas de toros o la pintura y grabados del maestro español Francisco de Goya y Lucientes, pueden ser la base de inspiración para la litografía de Faria de la película Corrida de toros, de 1912, un festejo taurino muy popular en el país vecino. El torero en la plaza espera a que el picador en el caballo y con la puya ahorme la embestida del toro. Al igual que el torero viste de color dorado y sufre con el ataque del animal que ha corneado a su montura dejándolo en una peligrosa situación. En el graderío el público se emociona con lo que está viendo, una irregular masa que no permite identificar a nadie en particular.

 

 

                            


 

Algunos de los deportes que se practicaban en Europa, el cross country inglés o nuestra carrera a campo a través y el alpinismo también captaron el interés de Charles Pathé y de su cartelista favorito.

El brasileño representa la ascensión del Mont Blanc francés por parte del señor Jean Lecarme y el grupo Vallot, en 1907. Desde las alturas del Observatorio de Janssen o la cima a 4. 810 metros se puede contemplar una vista espectacular con picos nevados y vuelos de las águilas del lugar.




                                   


 

Todos los países participan en la carrera internacional que vemos pintada en este otro póster. En primer lugar se ha colocado el representante de Turquia mientras otros deportistas caen al suelo o saltan acequias y barrancos incluido el español con su bandera pintada en la camiseta. El suizo rueda por el suelo haciendo tropezar a otro corredor y el italiano y estadounidense van detrás del grupo en cabeza persiguiéndolos. El público, de pie o montado en bicicleta desde la lejanía anima con vítores a todos los participantes.

El cielo despejado, unos rayos de sol brillan sobre el grupo de curiosos, pronto dará paso a una amenazante lluvia que hará el camino aún más intransitable y peligroso.

 

El título como casi siempre está en la parte superior y el sello de Pathé en una de las esquinas de la inferior. Faria nunca cambia este modelo sean películas fantásticas, dramáticas, comedias o esta especie de documentales deportivos.

 

 


 


Todo lo oriental interesa por resultar desconocido y exótico. En Les chrysanthemes, de 1907, de Segundo de Chomón, dos mujeres disfrazadas de geishas japonesas comienzan con su número en el que aparece una guirnalda de crisantemos con imágenes proyectadas en su interior de diferentes hombres y mujeres desfilando como en un pase de modelos o una bailarina danzando.

Esto es lo que pintó Faria a su manera y a su estilo. Las dos japonesas no llevan sombrilla sino pai pai y no sujetan la corona de flores sino que simplemente la señalan indicándonos con el dedo y la mirada que atendamos a lo que sucede en su interior totalmente a oscuras.

 

 

                              

 



Entre todos los ladrones y maleantes que controlaban las calles de París en esos años son la banda de los Apaches los más peligrosos de todos. Eran matones jóvenes de la calle De Lappe y proxenetas de Belleville. Vestían siempre con zapatos brillantes, chaqueta negra, camisa arrugada, suéter a rayas, cinturón de franela rojo y gorra con visera. En estas bandas que actuaban en grupo también había presencia femenina como la violenta Amelia Elias.

Faria consigue en su litografía del corto Les Apaches de Paris, de Ferdinand Zecca, retratar a una de estas bandas de delincuentes justo cuando están cometiendo un delito. Al amparo de la noche un pobre hombre ha sido atacado y robado con gran brutalidad junto a una obra abandonada. Una de sus cómplices está recogiendo y escondiendo la cartera que acaban de birlarle mientras uno de ellos le ha apuñalado en el pecho con su navaja.

 

 

                     



Algunas noticias habían calado hondo en la opinión pública y algunos escándalos de estado fueron señalados antes en el cine de Georges Méliès. Ahora se revisan por parte de Ferdinand Zecca como el polémico caso de Alfred Dreyfus en el cual se acusaba de traición al capitán del ejército francés. De 1899 a 1902 nos encontramos con dos films diferentes que abordan el mismo tema e idéntica visión ¿Zecca copió a Méliès? Probablemente pues no es el único caso que se conoce entre ambos.


CONTINUARÁ....

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