CUANDO LA PINTURA ENCONTRÓ AL CINE




                                                              Con virtudes y defectos

 


¡Vamos a jugar! César y David o monta tanto, tanto monta se han encontrado con lo mujer de sus sueños, la bella Sophia o Sofía, en una fiesta de cumpleaños en su apartamento. El encuentro fortuito y afortunado los llevará a ambos a su casa, en donde ambos jugarán a dibujar a la chica y esta a ellos con todas sus virtudes y defectos o como ellos se ven en realidad. Mientras que Penélope Cruz ve a Eduardo Noriega como César y a Tom Cruise como David forrados de dinero y en el fondo hombres superficiales y egocéntricos, ellos la ven como una diosa de pelo largo y liso que parece demasiado real para ser un sueño cuando uno está crionizado.

 

 






 


Los dibujos firmados de Sofía son fieles caricaturas de la persona que tiene delante, un joven rico vestido elegantemente de traje y corbata junto a unas bolsas de dinero con el símbolo del dólar y junto a un cochazo o un hombre de sonrisa Profidén que practica snowboard con su tabla y siempre está rodeado de mujeres que lo persiguen y adoran.

 

 




 

 

Las obras de César y David, en Abre los ojos o Vanilla sky, por el contrario son muy diferentes. Se han fijado en su belleza interior y exterior enamorados de lo que están viendo y tienen frente a ellos. Utilizan lápices de mina negra y dibujan en el bloc unos rostros angelicales con el cabello suelto que tapa solo una parte del mismo, su lado izquierdo o recogido en una coleta detrás de su espalda.

 

 






 

 

No, no es una caricatura, sino unos dibujos muy bonitos que parecen hechos a carboncillo en vez de a lápiz. El precio de ambos es un beso, algo que tardarán más de cinco minutos en conseguir sea la chica Penélope Cruz o Elisabeth Shue en Cocktail.

 

 

 







 

Parece que el famoso actor de Hollywood le gusta de rodearse de bellas mujeres en paradisíacos lugares o ricos apartamentos plagados de pinturas como en Eyes wide shut, de Stanley Kubrick.

Todas las obras que aparecen colgadas pertenecen a la esposa del director Christiane Kubrick que ya había expuesto en Nueva York, Roma y Londres y que aquí se da a conocer a través del cine. Muchos bodegones con objetos raros, paisajes luminosos o retratos de animales como el gato familiar de los Kubrick, Polly nos dan a conocer datos del matrimonio ¡pero no queda todo en eso! Este simbolismo o influencia de Gustav Klimt está en consonancia con el tono mistérico del film plagado de referencias a los prerrafaelitas o al arte romántico y con sentimiento de pintores como Wiliam Beechey y su Retrato de familia que puede verse mientras se celebra una de las macabras fiestas de máscaras.

 



 


¿Qué tiene este director que lo hace tan especial? Fácil, sus películas atesoran un encanto y un magnetismo sin igual del que es muy difícil escapar atrayéndote como el canto de una sirena y sirviéndose de un simbolismo a prueba de pinceles y cuadros colgados en palacios, casas burguesas o cortesanas y cafeterías donde habitan seres mágicos adornando sus paredes. Eyes wide shut, es uno de estos ejemplos o resumen perfecto que viaja de un lugar a otro en cuestión de minutos.

 

El hogar de los Harford, Bill, Alice y su hija Helena, parece la casa de un artista fauvista de finales del siglo XIX, un Matisse, Derain o Vlaminck cualquiera que expone su producción artística en cualquier parte de la misma. El dormitorio de Helena además nos muestra la pintura más enigmática de todas, una torpe abstracción infantil con grandes líneas oscuras y colores brillantes que conforman figuras y objetos indefinidos en donde se puede leer en el centro la palabra SeX, el arma más poderosa que esta niña usará en su provecho para controlar a los hombres en un futuro cierto.

 

 



 

 

Manzanas en fruteros circulares sobre mesas con mantel floreado u objetos varios como esos regalos de turistas en forma de animal de algunas otras naturalezas muertas más combinan muy bien con otras mucho más vivas como vistas desde la cocina en invierno o huertos urbanos ¡otro de estos, de la misma artista, se vio en La naranja mecánica.

 








 




 

Los colores rojo y azul no solo pueden verse en objetos como cortinas, tapetes de mesas de billar o iluminaciones varias sino también en pinturas de paisaje con jardines con cielos azulados de invierno o puestas de sol amarillentas con árboles de hoja caduca rojizos.

 

 


     



En la casa de Victor Ziegler, paciente del doctor Hardford, un nuevo cuadro llama nuestra atención. Es  Paula de seis meses, en rojo, también de Christiane Kubrick, donde se retrata a una mujer desnuda y tumbada en un sofá de color rojo con cojines floreados acompañándola, identificada con la mujer que el doctor se encuentra en el baño o Mandy, la prostituta desmayada por una sobredosis de drogas.

 

 


   



 

Otras pelirrojas como esta Mandy salen a recibir al médico cuando este visita una cafetería en una de sus aventuras nocturnas. Entre prerrafaelitas como Astartés Syriacas y Ofelías shakespearianas se mueve este sanador que ya conoció a desnudas mujeres con máscara y plumas con alma salvadora o la Mandy que él conoció en la fiesta de Ziegler.

 

La Astarté Syriaca, de Dante Gabriel Rossetti, se parece demasiado a su esposa Alice. Jane Burden, modelo del pintor en 1877, era de clase humilde pero gracias a una esmerada educación y formación en buenos modales, como su mujer, entró a formar parte de la élite inglesa o La Reina en su nuevo círculo social. La musa de Rossetti y ¿quizás su amante? es aquí la personificación sensual de la diosa asirio-babilónica quien simbolizaba el culto a la madre naturaleza y la fertilidad ¿paisajes y mujer desnuda embarazada pintada? así como los placeres carnales a los que llegaremos más tarde. Detrás suyo se ve acompañada y flanqueada por otras dos féminas aladas vestidas con toga que llevan antorchas, una apagada y otra encendida y que guardan el culto a la Luna. Las tres figuras se encuentran en un lugar oscuro y tenebroso que debe ser iluminado o un sueño en el que los deseos ocultos han crecido y florecido como las ramas que se enroscan en los mangos de madera de las antorchas, verdes como sus vestidos. Esta diosa Venus es descrita por el artista, en un poema, como una Afrodita con doble faja que abrocha esta bendición infinita, con cuello o tallo de flor, labios cargados de amor y ojos absolutos que liberan el pulso de los corazones o un misterio entre el sol y la luna. El primer dueño de la pintura, Clarence Edmund Fry, sin embargo habla de ella como la representación perfecta de una prostituta babilónica aparecida en el Libro del Apocalipsis (17:5) Sus dulces ministros la seguirían portando antorchas o burbujeantes copas de champagne.

 

 

                                  


        


 
 

La Ofelía de Kubrick o del pintor John William Waterhouse, es también esa Alice a la que vimos arreglándose delante de un espejo y también la Amanda Curran que aparece muerta en el depósito de cadáveres ¡noticia que Bill lee en el periódico! Hay que recordar que el personaje de Shakespeare murió ahogada accidentalmente cuando se cayó en un arroyo tras quebrarse una rama.

 

 

                                       


      

 

             


 

Por último visitamos la misteriosa mansión de Somerton o el real Castillo de Highclere en Reino Unido, lugar intemporal y centro de todo. En su interior un disfrazado y enmascarado Bill será testigo de la perversión más crítica y absoluta con público inmortal e inmóvil que se contrapone con el dinamismo dominante en los actos inmorales e impuros entre desnudos. La elegancia y recatada falsa moral es representada en los retratos de los antepasados de los dueños del lugar y el deseo y la pasión desbordante en el Baco triunfante de Joshua Reynolds, protagonista participante de las fiestas dionisíacas de una antigüedad clásica donde el exceso se paga. Vino y sexo a partes iguales con dioses terrenales que a veces compran los favores de nuevas cortesanas en un ejercicio de muestra de poder económico y social.




                        


 


El Baco triunfante es el conde Henry George Herbert, dueño del castillo Highclere y el Maestre de Eyes wide shut que sentado en su trono lo dirige y coordina todo. Este no lleva un canasto con uvas ni está acompañado en la boca de esa cueva por dos tigres sino por dos subordinados con ropajes azules. A sus pies no está tirado un tirso o bastón de madera forrado de ramas y hojas de vid pero si lleva en su mano izquierda un báculo o cetro con punta de forma fálica.

 

                

                              


 

 



 



 

Se ve muy diferente el castillo real de día y el de la noche de Kubrick. Las habitaciones y salones también parecen distintas no así los cuadros pintados que no han sido recolocados en otra ubicación.

 

 

      

 


    


 



Stanley Kubrick convierte un elegante y antiguo castillo en un bosque de columnas donde la celebración de una moderna orgía con música de sintetizador de banda sonora parece lo más natural del mundo. La reunión de prostitutas y clientes enmascarados violenta la vista mancillando la historia sagrada que tiene ese ahora maldito lugar.

 


 




      

 

 

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