¡Hoy nos vamos al cine!                  TIERRAS PERDIDAS



                                                       

                                                            Te voy a contar una historia


Te voy a contar una historia. Está protagonizada por dos seres solitarios. Una que es perseguida por ser una bruja y otro que es esclavo de una maldición. Ambos están condenados a encontrarse, ambos están destinados a acabar juntos o al menos lo intentarán. Cuando el futuro y el pasado se fusionan queda marcado en la historia a fuego...




 

Alys, la Gris es enemiga de la Iglesia que pretende controlar el poder en la Ciudad Bajo la Montaña, Boyce es un cazador y a la vez una bestia humana que ama vivir en libertad y bajo su piel late un corazón muy grande que no cabe en el pecho. 

Te voy a seguir contando la historia. Ese hombre con tatuajes y cicatrices que vaga por las Tierras Perdidas y conoce a mucha gente interesante que le ayudan en su vagabundeo diario ha dado con la compañera perfecta que no siente ni padece pero que es tan salvaje como él. Una loba que no cambia de formas pero que a decisión y deseo tiene el dominio de los cuerpos y mentes de otros con cruces en el rostro o trajes que evocan una cruzada cristiana. 









En esta historia de viaje y duelo final junto a unos barcos varados en el desierto, hay tiempo para el amor, un amor destructivo y celoso que promete emociones fuertes y mordeduras peores que las de una serpiente con dos cabezas. Así es el enemigo que les persigue, un caballo de metal que escupe fuego y que recorre las vías menos transitadas atendiendo a la luna llena o con cuidado de no atraer a demonios que antes fueron hombres buscadores de tesoros con sed de riqueza y que ahora deambulan sin cuerpo y alma errantes y con ojos brillantes que irradian maldad nuclear. 

Iglesia con patriarcas y Ejecutores marcados, ciegos en humanidad y leales a la fe más hostil, reinas y Guardia Suprema con aires de grandeza y lucha interior sofocada por una rebelde respuesta de los esclavos.









Paul W. S. Anderson vuelve a contar con su esposa que aquí es una nueva Alice sin Resident Evil o clones pero con armas dobles que hacen mucha pupa en el marco de un desierto que parece sacado de una postal de western y con un Dave Bautista que recuerda al Pistolero Roland de La Torre Oscura con exceso de músculo y dominio de las distancias cortas en posición vertical u horizontal ¿verdad Mara?

No contamos con zombis pero si con monstruos que sufren con la luna llena, torturas y cadenas que atenazan músculos importantes y pasiones de gavilanes o cuervos contenidos en un mecanismo preciso como el de un reloj de cuerda.









Tierras perdidas es un lugar maldito, un infierno en esta tierra postapocalíptica que debe ser recorrida como si pasáramos pantalla de un videojuego cualquiera. Un souls like de manual en el que se penaliza el agotamiento y la escasez de armas pero en el que puedes recuperar fuerzas en las hogueras del camino. Le falla la música que no consigue aportar tensión ni siquiera con tambores y una subida de nivel que se queda corta tanto en un lado como otro del ring improvisado en la arena con tintes anaranjados.








Te acabo de contar una historia de hechicería y magia negra, de venganza y superación personal o un Camino de Santiago con conocimiento de causa y causa de separación.



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