¡Hoy nos vamos al cine!   CONFIDENCIAL


       


                                                           Las cenas de los acusados



¿Quién es culpable? ¿Quién ha robado Severus y se lo ha dado a los rusos? ¿Quién es el topo en el SIS o Servicio Secreto de Inteligencia británico? El oficial George Woodhouse y su esposa Kathryn son esas mentes frías y calculadoras que tratarán de sacarlo a la luz y eliminarlo. Uno con un juego de mentiras y verdades usando a veces el polígrafo, la otra utilizando la fuerza bruta. La combinación perfecta de inteligencia y fuerza que ha hecho de esta pareja la envidia de su trabajo. 





Este juego de gato y ratones con identidades falsas, traicioneros planes e intenciones finales malévolas o samaritanas comienza y acaba de la misma manera y en el mismo lugar aunque con alfombra distinta. Disparos de fogueo o reales que hieren en la cabeza o en el corazón, fuegos de artificio y dobles traiciones con una cabeza pensante que se va de rositas y viste como un dandy trajeado.

Steven Soderbergh prefiere la palabra al hecho, las pistas a la intuición o el diálogo como plato que se sirve muy frío porque así lo dicta la magia del guion. Es verdad que en ocasiones puedes perderte con la información aportada por los cinco sospechosos y el detector de mentiras nada humano pero el final vale la pena con una resolución sin Monsieur Poirot pero con un culpable al que se le suelta la lengua a las primeras de cambio ¡aunque esto no valga para una rendición pacífica! 






Michael Fassbender y Cate Blanchett están colosales como esos agentes de espionaje que confían uno en el otro y serían capaces de matar por su pareja. Son creíbles, maquiavélicos y se conocen tanto que hasta cuando sospechan algo malo saben que tiene una sentido con razón. Los secundarios que los rodean en la mesa de comedor, pescando en un lago o comiendo peces vivos, siguen sin saberlo sus directrices que comprometen su trabajo y futuro pero también participan de una experiencia religiosa y enriquecedora.






Los trapos sucios se lavan en casa aunque viajen a otros países o paraísos fiscales de sus finanzas y chanchullos. La banca siempre gana y aunque todo parece que arda en la sartén de la desconfianza y la confidencialidad, este fin justifica los medios porque en el amor y en la guerra todo vale ¡incluida la maldita mentira o el gato curioso!




Quien crea que esta es una historia de espías más con acción desbordante y suspense declarado está equivocado. El director prefiere concentrarse en cortas sesiones psicológicas sin diván que desmadejen la lana de este jersey con diseños elegantes de interiores o exteriores con mucha agua y leche agría o envenenada.





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