¡Hoy nos vamos al cine! A WORKING MAN
Un demonio sin piel de cordero
Cuando uno se acerca a una de estas películas made in Jason Statham, ya sabe lo que va a ver. No le importa que el guion sea muy elaborado, la fotografía o música se salgan del mapa o la dirección arriesgue con tomas imposibles y vistas increíbles. A working man sigue los mandamientos de su propia ley y la del director David Ayer que transitan entre una violencia inusitada y una mínima investigación que nos lleva de A a B pasando por C y acabando en D. Entre medias, los cadáveres se apilan sin ton ni son, las armas blancas y de fuego desfilan ante nuestros ojos con sus mejores galas y los momentos de tensión con este tipo de héroes super dotados con múltiples contactos en todas partes, son mínimos pues jamás tienes la sensación de que vana a perder. Con ellos la apuesta es segura, con ellos no hay opción de pasarlo mal ya que el riesgo es mínimo.
Todo esto es lo que ofrecen los trabajos de este ex militar con hija ¡lo de su historia con ella es un drama edulcorado! que como el Equipo A se dedica en sus ratos libres, aunque diga que lo ha dejado, a salvar a damiselas en apuros o secuestradas y ensuciarlo todo a su paso en una especie de infierno en la Tierra con mucho fuego, alcohol y sufrimiento. Levon Cade no es ese capataz de obra que hace piña con su equipo de trabajo e intenta llevar una vida lo más honrada posible, es un hombre violento y cruel al que siempre le acompaña el jinete de la Muerte y que tiene en la ira su mejor aliada. Reconoce el mal en cuanto lo ve, rechaza el dinero y poder y su vicio es ser un ángel exterminador que tiene en el punto de mira a la mafia rusa que ha posado sus manos en narcotráfico, prostitución y trata de blancas o lo que es lo mismo ¡cualquier acto delictivo que proporcione un status de superioridad en los bajos fondos!
Cualquier lugar es bueno para extender sus tentáculos, cualquier policía es bueno para comprarlo y tenerlo bajo su servicio. En este mundo moderno en el que la vida humana carece de derechos y es un mercancía para esta gente sin escrúpulos, un experto en demolición viene de perlas. Las Hermandades están por encima de venganzas personales, los sucios negocios se valen de pobres hombres y mujeres sin familia que vagan por las calles como almas con mucha pena y ninguna gloria.
A working man no pretende dar lecciones de moralidad, todos sabemos lo que es bueno y malo, tan solo muestra la maldad humano que ya conocemos y la castiga a golpe de machete o con un tiro directo entre los ojos. La justicia debe ser imparcial y no estar condicionada a la cantidad de dinero en la billetera y para esto trabaja Levon sobreviviendo en condiciones infrahumanas y cuestionándose su atormentado presente y posible futuro, alejado de una pobre realidad oculta en las sombras de callejones o garitos y antros de mala muerte. Los trajes y uniformes corruptos pueden mancharse, la hoja de servicios nunca debe mancillarse.
¿Me lo he pasado bien viendo a Statham repartir mamporros? Pues no lo voy a negar, me he entretenido. ¿Es una historia que ya he visto muchas veces? Pues si las cuento con los dedos de una mano me quedo corto de ellas porque sí, esta película es un clon de muchas suyas pero a veces eso no importa. No esperaba mucho más de ella y por eso no me sorprendido nada ¡ni lo que sucede ni como sucede!
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